Cuantas veces conté con palabras, con canciones, con risas y sonrisas; este hermoso amor. Qué cantidad de veces me ilumino cuando lo veo. El numero de besos que fueron dados.
Cuantas veces mi felicidad pende de una persona, un alma tan celeste, tan cielo.
La existencia de los seres, la personificación de la felicidad, la transparencia del agua, las gotas de lluvia o el rocío. Los árboles en primavera, un nene con un dulce, lo cálido después del abrazo en invierno, la música, vos. Siestas tibias, dedos que se atrapan y no son si enredados no están, entrelazados. Noches estrelladas, lunas llenas, vientos frío-cálidos. Palabras que se me hacen agua, arena, y se van, se escapan, se dicen y se hacen. Momentos que quedan, guardados, en rincones, pasillos, cuadros, habitaciones, pisos, escaleras plazas. Instantes, brillos, sonrisas, gestos y sensaciones.
Remolinos que me atraviesan de izquierda a derecha, destrozando todo el orden desordenado. Fríos, tibios, ardientes.