En la modernidad lo eterno ya no es tomado como lo era antes, ya no existen los marineros que se despiden con un beso antes de partir, y dejan una promesa. Ya no hay eternidad, ya nada dura para siempre, o, casi nada. Será que estamos adaptando nuestras vidas a la sociedad plenamente capitalista en la que habitamos, y por eso hasta los sentimientos se rompen, se desintegran, pero bueno, es lógico que en dicha sociedad hallemos un repuesto, un producto nuevo y mejorado que promete darnos algo mejor. Es necesario decir que en este momento, creo y estoy completamente convencida de la existencia de algo eterno, de un querer eterno. Eh comenzado a vivir convencida de ello, en cada segundo, o momento que a veces vivo. Veo eternidad en esa sonrisa, en esos brazos, y en esas discusiones. Y si hay algo que aprendí, es que de un momento a otro, a través de los mismos ojos, puede cambiar lo que se ve.