Y es entonces cuando te aferras al miedo de perder otra vez, de ser menos que más. Hasta que descubrís que no hay miedo alguno, porque se desvanece cuando entendes que solo existe miedo en el momento que se cree que se pierde el querer, cuando sentas cabeza de que el miedo desaparece cuando ya no hay sentir. Ya no hay miedo de perder cuando ya no hay miedo de querer. Es por eso que veo el miedo desvanecer, porque entiendo que si hay querer, los errores no se cometen dos veces, porque la segunda no es una equivocación, es una elección, y son ellas las que nos definen. Querer, o no hacerlo.